Escudo de la República de Colombia

“Perdemos una gran oportunidad con China”

4 de julio

 

Por: Mariana Delgado Barón

 

El pasado 4 de julio se realizó el conversatorio China-Colombia ¿Hacia dónde van las relaciones? Este evento contó con la participación de Xu Wei, Consejero Político de la Embajada de la República Popular China; Jorge Iván Bula, Profesor Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacional de Colombia; Jairo Buitrago, Presidente de la Asociación para las relaciones Colombia-China; el profesor Beethoven Herrera de la Universidad Externado de Colombia y la profesora Diana Gómez del IEPRI. Conversamos con esta última sobre la política exterior de este gigante asiático hacia América Latina y las relaciones entre Colombia y China.

 

¿Qué ha caracterizado las relaciones entre China y América Latina en los últimos años?

 

Las relaciones China-América Latina vienen teniendo un impulso muy importante que se marca con la crisis financiera de 2008. Las economías industrializadas tienen una fuerte situación económica que se ve afectada por esta crisis. Por el contrario, América Latina no sufre los embates de la crisis porque China le compra muchas más commodities, debido a un proceso de urbanización que implica comprar una gran cantidad de materias primas y A.L. es la gran bodega. Esto  marca un giro muy importante en la relación de China con A.L. Este fenómeno tuvo su pico hasta 2014, a partir de 2015 baja y eso afecta a prácticamente todas las economías de A.L. que tenían vínculo con China. Hasta ahora vuelve a sentirse un despegue, desde hace 1 o 2 años, sobretodo en ciertas economías, por ejemplo Perú, cuya economía ha mejorado, producto de la relación con China. Algo que es mucho más estable en Chile, quien es el gran visionario de las relaciones con el Pacífico y además es su único horizonte de expansión, pues lleva más de cuarenta años a punta de ensayo y error y de tener hoy en día muy posicionados, pocos y seleccionados, productos. Este tipo de experiencias son muy importantes para Colombia, pero no las hemos aprovechado, ni tampoco hemos puesto la mirada en estos países que son nuestros socios, los países de la Alianza del Pacífico, que a su vez termina siendo un mecanismo importante de acercamiento con el Asia Pacífico y particularmente con China. No obstante, tenemos una barrera en términos de que hay consideraciones políticas de mucho peso que no permiten ver la dimensión de los vínculos que se podrían tener con China. Existe un interés de que la Alianza del Pacífico sea un puente para afianzar vínculos con Singapur, con Australia y no necesariamente con China, es decir con socios comerciales que no son precisamente asiáticos, por intereses políticos que vienen atravesados en nuestra relación con la Alianza del Pacífico. Además, el hecho de que no estemos aprendiendo de la relación con nuestros vecinos, socios de la Alianza, nos ubican en un escenario precario en la relación con este país, porque si bien somos una economía media con un tamaño grande dentro de A.L. estamos muy lejos, y así lo hemos estado desde el principio. Fuimos el país número catorce en formalizar vínculos diplomáticos con China y siempre hemos estado muy rezagados respecto a las opciones con China. No se trata de abrir las puertas sin tener una mirada clara frente a lo que se puede hacer o no con este país, pero sí de evaluar necesidades y fortalezas, pero el ejercicio no se ha hecho. Colombia está perdiendo una gran oportunidad que nos permitiría encontrar el camino para que ciertas falencias nuestras, como la infraestructura, fueran subsanadas en una alianza estratégica con China, algunos países lo han hecho de manera inteligente, sin que eso signifique atarse o comprometer su futuro con China.

 

Ya se mencionaron algunas características de esa relación bilateral entre Colombia y China ¿Qué otros elementos caracteriza esta política exterior de ambos países?

 

Básicamente, lo que se necesita es un conocimiento mutuo, lo que atraviesa esta relación es una fuerte desconfianza, sobretodo de parte de Colombia hacia China y eso tiene sus raíces históricas debido a nuestra cercanía con EE.UU. ya que hemos copiado, casi al pie de la letra, políticas migratorias que terminaron siendo, en determinados momentos, muy discriminatorias contra la “raza amarilla”, contra chinos e indios, particularmente. Esto está muy arraigado, aún hoy es muy difícil para un extranjero, que no sea ni estadounidense ni europeo, llegar al país. Hay que replantear una política exterior para que sea más abierta y más consistente en el tiempo, porque los gobiernos van cambiando. Con el gobierno actual no tenemos claridad de cuál es la política hacia Asia, ¿qué hay en la relación con Asia que sea importante aparte de la economía naranja? Hay que pensar cómo vincular la relación con China para que sea acorde con las necesidades y los intereses de una política de Estado nuestra, tanto doméstica como exterior, y como no la tenemos por eso es que se percibe a China más como una amenaza, pero el Estado colombiano tampoco es propositivo frente a este país.

 

¿Podría Colombia ver a China como un aliado político para sus intereses?

 

Si, pero el asunto es que nuestra política exterior está tan “venezolanizada” que nos cuesta trabajo tomar distancia y mirar otras realidades que también hay que abordar. Todavía el gobierno colombiano actúa como si siguiera viviendo en la época de la Guerra Fría, por lo menos desde el punto de vista ideológico, entonces China es comunista y eso nos genera una distancia enorme. Es como si eso no nos permitiera acercarnos a ese gigante, que antes que comunista es confucionista y como no tenemos esa claridad histórica por eso generamos una distancia que es producto más de la ignorancia.

 

Sin perder de vista lo que señalas de la “venezolanización” de la política exterior de Colombia, pero teniendo en cuenta que China es uno de los grandes socios o aliados de Venezuela ¿Qué podría hacer China para tratar de solucionar la crisis de este país?

 

China ha ayudado a Venezuela y ahí sí podemos afirmar que Venezuela está comprometida con China, por lo menos en lo que respecta con el petróleo de los próximos treinta años. La actitud proactiva debe provenir de Colombia y por ende, el país debería ser más pragmático.

 

¿Qué debería aprovechar Colombia de su relación con China?

 

En materia de infraestructura hay unas grandes falencias en las que China podría ayudar. Por otro lado, falta darle continuidad a propuestas que se habían presentado, Hidrochina se presentó a una licitación para mejorar la navegabilidad y descontaminar el río Magdalena, una arteria fluvial del país, ¿qué pasó con eso? Podríamos aprender muchas lecciones en términos de comercio marítimo en la que China nos puede dar muchas luces. El asunto está atravesado por la ideología y ahí estamos. Cada siete años se programa una visita presidencial a China, en donde no se llevan a cabo y no se le da continuidad a decisiones que se toman allí. Deberíamos aprovechar la oportunidad de replantear las relaciones exteriores con la gran potencia del siglo XXI.